jueves, 20 de febrero de 2014

Beninar mi pueblo

 
 
 

 
Vista desde la Cañaroda
                                     El Pueblo de Beninar
A primera  vista,  desde  lejos podíamos ver  un pueblo blanco  situado en la ladera de la montaña, de forma  piramidal. En la parte superior teníamos el barrio alto, y su calle principal la calle Real que era la más larga, empezaba en la Ramblilla y llegaba hasta el cortijillo de Miguel y Amparo, En la base tenemos la calle de la Plaza y parte del  barrio Hondillo,  en el lado derecho tenemos  la calle de los Naranjos o calle de la Era. En los extrarradios  había grupos de viviendas o barriadas  que configuraban el conjunto de él.  Desde la carretera,  que con la acequia de la Vega hacia que todo el contorno externo del pueblo estuviera verde por sus arbolado en sus  bancales  daban un toque especial  de color  blanco de las casas y verde  de su exterior.
  Las viviendas  estaban construidas  en sus cimientos con cal y arena y el resto  a base de yeso y piedras los techos  con vigas de madera y cañas y encima se le cubría con una capa de yeso, los tejados eran terrazas cubiertas  igual que los techos, pero se cambiaba el yeso por la launa, tierra impermeable.
Exteriormente  las casas se blanqueaban  año tras año antes de las fiestas de San Roque con cal viva  dicha cal no se le daba color para que el blanco las protegiera del calor del verano, el interior se blanqueaba con cal pero se le daba color con azulete, que daba una tonalidad muy agradable. Las calles se mantenían muy limpias ya que cada vecina limpiaba diariamente su trozo de calle.
 Había lugares de más importancia como la Plaza,  donde tenía lugar la celebración de las fiestas que había a lo largo delo año,  en su contorno  estaba situado el Ayuntamiento, la escuela en los años 50, las escalerillas que se ascendía a la Iglesia  alrededor de la Iglesia  estaba el Reduto, y su lado izquierdo daba al barrio Hondillo, y en este lado estaba la puerta del Sol de la Iglesia, lugar muy conocido por la trascendencia del juego de las Caras que se hacía en Semana Santa, en esta época estaba prohibido el juego y en este caso como tradición se toleraba . Había otros lugares como  la place tilla, las cuatro esquinas, que servían de referencia para jóvenes y mayores.
Este es nuestro pueblo que tanto recuerdos vienen a mi mente de esos maravillosos 18 años que viví en el.  
José Molina.  
   
 

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